La romana es una novela del gran escritor italiano Alberto Moravia (1907-1990), publicada cinco años antes de que sus obras fueran incluidas por la Iglesia en el Índice de libros prohibidos, luego del totalitarismo mussoliniano en 1952. En esta obra de aliento considerable, se puede apreciar la fluidez de la viva prosa del escritor y periodista de Roma, cuyo compromiso político rechazó la ideología política devastadora consumada en su país.
La historia narrada en primera persona por la bella muchacha Adriana, que posaba desnuda como modelo para pintores debido a su baja condición económica y por idea de su madre, antes de convertirse en “dama de compañía” o “mujer pública”, cautiva por la llaneza de su narración y de su espontaneidad. Es la facilidad de la escritura y cierta ironía sórdida, con la que nos cuenta las peripecias de su protagonista central, lo que hace interesante la lectura de esta novela que denuncia de manera sutil la crisis de su país.
Está ambientada en la dictadura de Mussolini, y eso aviva en la novela la presencia de revolucionarios como Jacobo (al que Adriana llama Mino con cariño tal los familiares de este) y sus camaradas rebeldes, y también de policías corruptos cual Astarita, el “desgraciado” lacayo del gobierno fascista y quien por satisfacer deseos personales usa su poder político, revelando el tinte de denuncia política en la novela.
La novela pone en bandeja la temática de la mujer como objeto de deseo, pues Adriana es el foco de la atención del lector, como de los personajes Gino, Astarita, Mino y el lunático de manos férreas Sonzogno, y de todos su clientes pasajeros. Y, como las grandes novelas, el final produce un efecto de sensaciones orgiásticas, en este caso de desconcierto ante el destino de Adriana y el hijo “de” su ansiado amor suicidado.
Es sabido que el año 1961 era muy voceado el nombre de Alberto Moravia para ganar el Nobel, pero según la Academia Sueca adolecía de “una monotonía general”. Y Mario Vargas Llosa recordó cuando le anunciaron el triunfo del 2010, que a Alberto Moravia unos pillos le hicieron una mala broma anunciándole seriamente, pero de mentira, que le habían distinguido con el galardón escandinavo, y que el autor de La romana en su ingenuidad y alegría trampeada celebró el falso triunfo celebrándolo en una conferencia de prensa. Sin embargo, como el gran Tolstoi, el innovador Joyce, el querido Proust, el sabio Borges, entre otros, Alberto Moravia también lo mereció.
Sin embargo, el Nobel de 1961 le otorgaron, a mi parecer, también a un grande de las letras: el bosnio yugoslavo Ivo Andric. La novela Un puente sobre el Drina me pareció monumental, grandioso, enjundioso, donde se narra varios siglos de costumbres, anécdotas, pasiones, peripecias, de los pobladores de los pueblos en las orillas del río bajo la construcción homónima.
Francois Victor Villanueva Paravicino
(Huamanga, 1989)
Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actual miembro de la Asociación de Escritores de Ayacucho (AEDA). A los 18 años quedó finalista del “I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América: los jóvenes cuentan”. El 2013 fue antologado en el libro Recitales “Ese Puerto Existe”. Muestra poética 2010-2011. El 2017 publicó su primer libro Cuentos del Vraem. Tiene diversas publicaciones literarias en antologías, revistas y diarios. Su poemario El cautivo de blanco es su segunda entrega. Actualmente cursa la maestría de Escritura Creativa de la UNMSM.
Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.