El muchacho turco tenía 23 años cuando decidió encarar a sus padres con la decisión de ser escritor. Había estado estudiando Arquitectura, pero abandonó la carrera por su verdadera y totalizante profesión: la escritura. El extranjero de Albert Camus, novela de una brevedad y clímax esclarecedora, influyó sideralmente en la decisión. Aunque estudiará Periodismo, apenas ejercerá esa profesión, sino más bien se dedicará a tiempo completo en el oficio de ficcionar. Ganaría el Nobel de Literatura muchos años después.
Leí de él El castillo blanco, cuyo final es impredecible, debido a la impensada lectura del narrador real y verdadero sobre las peripecias del desarrollo del protagonista central de la novela en cuestión. Es una obra de regular magnitud (las más de 180 páginas son exultantes), y mantiene en vilo discusiones sobre la ciencia y la identidad.
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La historia de El castillo blanco está ambientada en la Turquía del siglo XVII, narra la historia de un italiano capturado por turcos, y la relación de aquél con sus amos, pues le hacen esclavo, aunque no lo lleven a las galeras y más bien lo rescaten por sus conocimientos en medicina, astronomía y la ciencia en general. Su primer amo será un bajá, luego será el Maestro, personaje singular pues como su nombre lo indica es un sabio que se interesa por la ciencia de “Occidente”. Entre el italiano y el Maestro turco se entablará una relación en las dos culturas de los dos hemisferios.
Lo interesante de la novela es que desarrolla la concepción de que la ciencia aplicada en tecnología es un factor de progreso y además es un modo dialéctico de vivir. Por otro lado, desenvuelve la idea de la interrogante “¿por qué yo soy yo?”. Interesante novela con aliento epistemológico y metafísico. Ya John Updike había elogiado la novela (cómo lo hizo Jay Parini del The New York Times). Además, se comparó a Orhan Pamuk como el Borges de Oriente.
Pamuk señala de la novela que esta nació cuando terminó su obra La casa del silencio (1983), pues el historiador Faruk Darvinoglu es una bisagra que une la novela antecedente con su predecesor, pues es un personaje que se referencia en las dos novelas. La casa del silencio, libro que también leí, también despliega la idea de la ciencia como progreso intelectual, pues existe un personaje que tiene el anhelo utópico de poner todos los conocimientos del mundo en una enciclopedia de varios tomos; es decir, traer el conocimiento de Occidente a Oriente. En general, El castillo blanco (1984-1985) es una novela de gran destreza narrativa.
La casa del silencio aborda sobre el balneario cercano a Estambul, Cennethisar, que será el destino final del Dr. Selahatinn, el mismo que emprende un «exilio» que no lo llevará más lejos. Acompañado por su esposa Fatma allí se establecerá y dará inicio a una utópica tarea: redactar una enciclopedia en varios tomos que resuma todo el conocimiento existente y se convierta en una revelación y guía para el pueblo turco. No se trata sólo de copiar el saber acumulado por siglos en Occidente, sino de volver a demostrarlo y hacerlo comprensible para sus compatriotas: «vulgarizarlo» y entronizarlo como el único Dios posible. Aún con el advenimiento de la República (1908) no regresa a Estambul, su obsesión enciclopedista, lo ha devorado, consume sus horas, su sueño y de forma lenta pero inexorable su vida se agrieta como la vieja casa próxima al mar. Fatma contempla con incomprensión y horror de beata la degradación de su esposo, al cual considera con el devenir de los años solo un borracho y sacrílego.
Coexisten en la narración tres generaciones y a través de ellas Pamuk con una prosa simple, sólida pero no exenta de poesía, da cuenta de los seculares enfrentamientos religiosos, sociales, étnicos y políticos que han sacudido a su país. Se agregan los conflictos propios de nuestro mundo devenido en gran aldea: la exclusión, la necesidad de reconocimiento, el futuro solo como un interrogante continuo, el resentimiento, y hasta las nuevas categorías de análisis social como el par perdedores/ganadores.
La casa que se ha hecho de silencio con los años, oficia como testigo de los acontecimientos y del suceder del tiempo con sus inevitables transformaciones. Entre ellos Pamuk urde una trama vincular a través de la cual no sólo se narra una historia familiar, sino que sirve para exponer el contexto social y comunitario. Cada personaje a través de su vida, sus necesidades y frustraciones da cuenta de una visión social compleja, teñida de un profundo escepticismo: “Nada es posible en Turquía”. Sobrevuela una mirada melancólica y desvalorizada del pueblo turco puesto en la situación del bárbaro, del atrapado por leyendas, mitos y dogmas religiosos. El abuelo ha renegado de Dios y proclamó, como Nietzsche su muerte, a manos del enciclopedismo y la razón propios del iluminismo.
La voz de los narradores son cinco: Recep, el enano que atiende en la casa; Fatma, abuela de la familia; Hasan, sobrino de Recep y revolucionario y de tendencias maníacas; Faruk, el hermano mayor de Metin y Nilgun, es un historiador divorciado; y Metin, un genio de las matemáticas que quiere emigrar a Estados Unidos para enriquecerse. El Times Magazine dijo sobre su autor. “Pamuk es el novelista turco de su generación mejor equipado para navegar en el marasmo de la literatura europea contemporánea”. La novela es dada con una prosa fácil de leer, pero no exenta de poesía. Es, en verdad, una joyita.
Francois Victor Villanueva Paravicino
Escritor peruano (Ayacucho, 1989). Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007). Textos suyos aparecen en la antología Recitales “Ese Puerto Existe”, muestra poética 2010-2011 (2013). Ha publicado el libro de relatos Cuentos del Vraem (2017) y el poemario El cautivo de blanco (2018). Tiene diversas publicaciones literarias en antologías, revistas y diarios. Actualmente cursa la Maestría en Escritura Creativa de la UNMSM.