Publicada por primera vez en 1877, después de Guerra y Paz (1864-1869, catalogada como obra monumental por la crítica y cuyas páginas jamás podré olvidar en toda mi vida, en especial la escena de aquel invasor francés lapidado por el pueblo ruso sediento de sangre), esta novela aborda las pasiones amorosas del zarismo aristocrático, forjando uno de los personajes femeninos más trascendentales de la historia de la literatura en general (y en particular la de adulterio), a la altura de Madame Bovary (1856-1857), Rojo y Negro (1830), entre otras grandes historias que rompieron los “tabúes” de su época. He leído este texto con suspicacias al inicio, embelesado in media res, y exultante al final. El libro, con derechos cedidos a Orbis Ventures S.A.C, es de buena traducción aunque posea algunos errores tipográficos, pero que conserva la lozanía de la prosa de lo que el autor considerara una de sus obras más queridas.
El drama de la novela es el de una mujer que se casó sin amor con un hombre mucho mayor de edad (casi un anciano) que ella, con quien tuvo un hijo llamado Sergio, y que casi al inicio de la novela se enamora perdidamente de Wronsky, un conde noble que ejerce cargo militar. Así surgirá una de las relaciones adúlteras que tanto atraerá al lector por su dialéctica contra el rechazo de una sociedad con muchos defectos (que tanto critica la novela desde la óptica de Levine, otro de los personajes centrales que, a mí parecer, camufla una voz muy personal del autor).
Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.
Los monólogos llaman mucha la atención. Los razonamientos de los personajes están intrínsecamente organizados con la situación que solo la destreza de una pluma maestra puede operar conforme así, como muy bien demuestran las preocupaciones de Ana Karenina o Levine al final de la obra. No hay que olvidar que aparte de las reflexiones sobre las pasiones humanas, la novela escarba sobre las preocupaciones existenciales e incluso metafísicas sobre el amor, la vida, la muerte, la guerra, el divorcio y la religión.
Genial novela que no ha perdido ni una pizca de su valor estético que seguro la inspirara, una novela muy particular a pesar de sus años, que incentiva ver más cosas de la realidad a través de la celosía de la literatura, aquella poderosa arma para poder denunciar, exponer, criticar, asimilar y gozar.
La complejidad de la psicología de los personajes, la tensión narrativa in crescendo, una verosimilitud que linda con lo realista más transparente, lo dramático y romántico novelizado, el ambiente sociocultural de la Rusia de entonces (con la crítica correspondiente), y el trágico final de aquella heroína del enigma femenino, arrojándose al tren, convierten a Ana Karenina, una novela total que compite con la realidad de tú a tú, como aquellas que son la vida misma o una compleja parte de aquella, un autónomo mundo ficcional.
Ahora con la fiebre del Mundial de Fútbol Rusia 2018, esperemos que los lectores y y ciudadanos de todo el planeta se interesen más por una literatura rica y exuberante que ha sido patria de grandes escritores cuyas obras no tienen pies por la inmensidad de su trascendencia, como los también geniales Fiódor Dostoievski, Antón Chejov, Alexander Pushkin, Nikolái Gogol, Máximo Gorki, Iván Bunin, Mijail Shólojov, Boris Pasternak, Joseph Brodsky, Aleksandr Solzhenitsyn, entre otros demiurgos orfebres de la palabra.
Francois Victor Villanueva Paravicino
Escritor peruano (Ayacucho, 1989). Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007). Textos suyos aparecen en la antología Recitales “Ese Puerto Existe”, muestra poética 2010-2011 (2013). Ha publicado el libro de relatos Cuentos del Vraem (2017) y el poemario El cautivo de blanco (2018). Tiene diversas publicaciones literarias en antologías, revistas y diarios. Actualmente cursa la Maestría en Escritura Creativa de la UNMSM.