La epidemia del coronavirus es una más que los peruanos enfrentamos. Aquí una reseña de las epidemias de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, extraída del libro de Alberto Flores Galindo, “Aristocracia y plebe”
“Duras jornadas de trabajo y carencias alimenticias hicieron de los esclavos víctimas propicias para las epidemias que periódicamente, fueron asolando a la región : en 1708 hubo una epidemia en Lima a la que también se atribuyó la esterilidad de los campos y que se pretendió aplacar con la procesión de San Roque ; se repitió en 1723 y en 1742, cuatro años después se produciría una epidemia de tabardillo, nombre genérico con el que se denominaba al tifus ; en 1749 fue la viruela, que se repetiría en 1764; y en 1779 hubo otra epidemia; en 1781 el Puerto del Callao debió soportar una epidemia de tifus; en 1784 la mortalidad ascendió en Lima a causa del sarampión, que se repitió dos años después y nuevamente en 1790 y 1795. De 603 esclavos declarados en los testamentos de 1770 pasaron a 335 en 1810. Hipólito Unanue indicaba que el “pasmo” (paludismo) era endémico en los valles. En 1818, otra epidemia se prolonga durante tres meses y su irradiación mortal llega hasta Ica. Los episodios de la Independencia que culminan con el sitio de Lima acarrearon finalmente una intensificación de las enfermedades, generando incluso una baja en la natalidad (…)
Una de las epidemias más devastadoras fue la de tabardillo, producida en 1796: comenzó en el pequeño poblado serrano de Calpa de donde pasó a la hacienda Andahuasi, causando la muerte de 74 personas y propalándose a Végueta (10 muertos), Huacho (300 muertos) y Huaura (44 muertos). En la vida de las haciendas de la región no fue, en cierta manera, un año excepcional. Cada cierto tiempo, un valle o alguna localidad debían soportar el febril ascenso en las de mortalidad(…) En 1770 , la hacienda san Gerónimo de Ica , a parte de soportar una mala cosecha , fue desolada por una epidemia y “casi llega a faltar gente”, pasando de 90 los enfermos y entre los muertos figuró la esposa del propio administrador. En 1786 se produce una epidemia de viruela en La Huaca y Chancay.
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Algunas veces, las epidemias venían del campo a la ciudad, pero otras la dirección era inversa. En Lima, la propagación de enfermedades se veía favorecida por el desaseo reinante en la ciudad, calles donde la basura se iba sedimentando, recorridas por acequias y desagües, excesivamente populosas, era frecuente encontrar los restos fétidos de perros o acémilas, que sumados a los desperdicios de las chinganas , proporcionaban el alimento cotidiano de los gallinazos y generaban la hediondez reinante , especialmente en los meses de verano de Lima. Por entonces empiezan a introducirse las vacunas , pero los limeños, tanto de las clases altas como bajas, tenían más confianza en las rogativas y procesiones. Cuando en 1802 se produce una epidemia de viruela, el Cabildo acepta la petición mayoritaria de sacar en procesión a Nuestra Señora del Rosario. Escenas similares se repetirían durante la epidemia de 1818″. Flores Galindo (1984, pp. 105-106)
A través del tiempo las epidemias causarán tantos estragos que ésto se reflejará en canciones como ésta, “La gripe llegó a Chepén”
Fuente:
Flores Galindo, A. (1984) Aristocracia y plebe, Lima, 1760- 1830. Estructura de clases y sociedad colonial, Lima:Mosca Azul Editores,pp. 105-106
