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La poética literaria peruana según Francois Villanueva Paravicino

Francois Villanueva

Entrevista realizada por el escritor Juanse Rodríguez Maza en julio del 2024 para la revista Tinta y Grafito.

  1. Presentación del autor

  1. ¿De qué parte de Perú eres?

Soy de Huamanga, la tierra donde se llevó a cabo la Batalla de Ayacucho, en la Pampa de Quinua, donde se firmó oficialmente el fin de las guerras de independencia en América del Sur. Sin embargo, mi niñez la pasé en San Francisco y Kimbiri, en la selva ayacuchana y cuzqueña, corazón del Vraem, a donde siempre regresé desde los últimos años de la secundaria y durante toda la universidad, y todavía ahora retorno ahí cada cierto tiempo. La mayor parte de mi juventud la viví en Lima, la capital peruana, donde estudié en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y donde colaboré como redactor para un diario ayacuchano. La mayor parte de mis tiempos libres la dedicaba a leer y escribir como un endemoniado.

Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.

  1. ¿Cuál es tu formación en torno a la escritura?

Durante mi tiempo en la universidad, prioricé la lectura de las obras de los autores clásicos de las lenguas más importantes del mundo. En lengua española, leí a Cervantes, Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, los cronistas de la conquista y la colonia, los cantares de gesta, los románticos españoles, la generación del 98, la generación del 27, los premios Nobel en nuestro idioma, y los clásicos argentinos, chilenos, colombianos, peruanos y de diferentes partes del mundo hispanohablante. De la lengua francesa, buscando buenas traducciones, me fascinó la literatura decimonónica, con genios como Flaubert, Stendhal, Balzac, Victor Hugo y Alejandro Dumas. También disfruté de autores franceses del siglo XX y de nuestro siglo, como Marcel Proust, Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Anatole France, André Gide, François Mauriac, Michel Houellebecq, Emmanuel Carrère y Patrick Modiano, entre otros. La literatura en idioma inglés del siglo XIX, en buenas traducciones, también es maravillosa, con autores como Charles Dickens, Oscar Wilde, Herman Melville, Nathaniel Hawthorne, William Butler Yeats o Edgar Allan Poe. Además, leí a escritores más actuales como William Faulkner, John Steinbeck, James Joyce, Samuel Beckett, Rudyard Kipling, Kazuo Ishiguro, George Orwell, Ray Bradbury, G. K. Chesterton o Arthur Conan Doyle. Aunque en San Marcos no se enseñaban literatura alemana, rusa, japonesa o china, por afán autodidacta leí algunas o varias de las obras de los escritores más importantes o conocidos de estas lenguas, que creo que todo el mundo hispanohablante conoce. Creo firmemente que, para escribir, uno debe ser un buen lector; sin eso, está perdido.

  1. ¿Desde cuándo escribes?

Empecé a escribir desde niño, en la primaria. Participaba en los concursos literarios de la escuela con poemas y cuentos, pero mis escritos no impresionaban al jurado. Al terminar la primaria, ya tenía varios cuentos y poemas. En la secundaria, de manera inconsciente, quería ser escritor. Leía cualquier libro que cayera en mis manos. Además, escribí tres novelas breves (“El Caballero Dorado”, “El practicante” y “El sonido del silencio”), así como numerosos cuentos y poemas. Cuando regresaba a casa después de las clases, me dedicaba únicamente a leer y escribir. Con el acceso a internet, también buscaba relatos, poemas o cualquier texto literario en la web. En esa época conocí al catedrático Marcial Molina Ritcher, poeta y ensayista. Al leer mis escritos, y cuando le comenté que quería estudiar derecho, me dijo que lo mío era la literatura. Incluso insinuó en tono de broma que yo podía ganar un premio importante. Siendo tímido e introvertido, tomé en serio su sugerencia y, aunque no entendía por completo el significado de ser escritor, devoré muchos libros: Ciro Alegría, José María Arguedas, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Gabriel García Márquez, Camilo José Cela, Miguel Ángel Asturias, Abraham Valdelomar, Edgar Allan Poe, Franz Kafka, Patrick Süskind, Ernest Hemingway, Sófocles y todo lo que encontraba en la pequeña biblioteca familiar.

  1. ¿Cuál fue el detonante para comenzar a hacerlo?

Recuerdo una escena en particular. Antes de ir a la escuela de San Antonio de Padua, tomé al azar una pequeña antología de cuentos de Abraham Valdelomar. Leer “El vuelo de los cóndores” una y otra vez, porque me parecía hermoso, me producía una dicha sobrenatural. Decidí que yo también quería hacer eso. Luego, conocer los relatos de Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, José María Arguedas, Gabriel García Márquez, Ernest Hemingway, Edgar Allan Poe y todo lo que caía en mis manos, me llenaba de una alegría fuera de lo común. Yo también quería hacer eso: escribir buena literatura. Conocer muy temprano la poesía de Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Javier Heraud, Martín Adán o José María Eguren (a César Vallejo lo leí completo un poco tarde, ya en la universidad) me dio una idea poderosa de lo que la poesía era: un aura mágica y maravillosa. Me refugiaba en la escritura incipiente de relatos y poemas porque, la verdad, era muy tímido e introvertido, aunque también a ratos muy atrevido y aventurero. Creo que empecé a escribir novelas porque, como dijo Mario Vargas Llosa, sentía que no me satisfacían mis cuentos y poemas; es decir, sentía que no los hacía a la perfección.

  1. ¿Cuáles son tus autores/as de referencia, aquellos que te inspiraron a recorrer este proceso creativo?

Mis autores de referencia, que hicieron que amara la literatura, fueron sin duda alguna Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Ramón Ribeyro. En mi temprana juventud, leí casi todos sus escritos. Sentía que ellos escribían a la perfección y sabían lo que hacían; tenían una vocación y disciplina maravillosas. Leí casi todo de ellos antes de cumplir veinte años. Después, antes de publicar mi primer libro a los 28 años, descubrí a Jorge Luis Borges, cuyo trabajo completo fue todo un hallazgo para mí. Otros autores que también influyeron mucho en mí hasta antes de publicar mi primer libro fueron Miguel de Cervantes, William Faulkner, Edgar Allan Poe, Mo Yan, Orhan Pamuk, Yasunari Kawabata, Kenzaburō Ōe, Patrick Modiano, Doris Lessing o John Steinbeck. Gustave Flaubert, Balzac, Stendhal, Victor Hugo, Émile Zola, Guy de Maupassant, Rimbaud, Charles Baudelaire, Thomas Mann, Antón Chéjov, Herman Hesse, Heinrich Böll, Franz Kafka, Marcel Proust, Samuel Beckett, Oscar Wilde, Fiódor Dostoievski, León Tolstoi, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Octavio Paz, Juan Rulfo, Ernest Hemingway, Jean-Paul Sartre y Albert Camus también me enseñaron mucho antes de que publicara mi primer libro. Y hay muchos más autores, porque siempre he sido un lector compulsivo, despiadado y crítico. Rastrear todas mis lecturas tomaría demasiado tiempo.

  1. ¿Cuáles son las lecturas que nunca deben faltarte?

Yo desearía que nunca me faltaran novelas, cuentos, poemas y dramas por leer. La mayoría de mis ratos libres los paso leyendo. Y si no lo estoy haciendo, me pregunto por qué no lo estoy haciendo. Como afirman los grandes lectores, cuánto hubiese deseado ser millonario solo para leer y escribir. Hubiese sido la vida perfecta. Las lecturas que preferiría que nunca me faltaran serían El Quijote, Los miserables, la Biblia, y la mayoría de las obras de Gustave Flaubert, Balzac, Edgar Allan Poe, Rimbaud, Charles Baudelaire, Stendhal, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Thomas Mann, William Faulkner, Fiódor Dostoievski, León Tolstoi, Antón Chéjov, Marcel Proust, Franz Kafka, Guy de Maupassant, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca y Oscar Wilde, entre otros. Hay tantos autores geniales. Lo curioso es que, cada cierto tiempo, aparecen escritores buenos a tomar en cuenta, como John Cheever, Philip Roth, Cormac McCarthy, David Foster Wallace, Jonathan Franzen, entre otros. También, como dicen los grandes lectores, nos faltarían muchas vidas para leer todos los buenos libros del mundo. Así que yo creo que los escritores y lectores deberían ganar mucho más para tener una vida cómoda y bendecida. A eso también deberían apuntar las políticas públicas de todos los gobiernos del mundo.

  1. En las redes se puede leer textos de tu autoría. ¿Cuál es tu género preferido?

Los géneros que cultivo con mucho interés y disciplina son la novela (tengo una publicada, Los bajos mundos, y dos novelas inéditas), el cuento (tengo tres libros de cuentos publicados y otros tres inéditos) y la poesía (tengo dos libros publicados y tres inéditos). En general, prefiero estos tres géneros con la misma pasión. Cada uno tiene su fórmula, su carácter, su esencia. Cada uno es especial, único, tiene su magia. Si cultivara el teatro, también lo amaría. La única forma de cultivar un género es amándolo apasionadamente, con fervor, disciplina y entusiasmo. Si no, simplemente, hay que dejar de escribir. Solo se debe meter las manos al fuego por lo que se ama. Si no se ama verdaderamente, es mejor no arriesgarse y vivir la vida como cualquier otra persona. Como decía Rilke, si crees que puedes superar a tus maestros, solo así debes seguir el camino de la literatura. En caso contrario, cuelga los guantes y busca nuevos caminos.

  1. ¿Qué temas son los más recurrentes en tus escritos?

Los temas recurrentes en mi narrativa son un crudo naturalismo y realismo, así como lo sobrenatural y lo fantástico. Esta es la línea que trazaron Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez en el siglo XX. Utilizo el realismo y el naturalismo según lo que debo contar en un relato o en una novela. Ser redactor periodístico me ayudó mucho en eso, ya que, como todos saben, la realidad supera a la ficción. Pero el ingrediente adicional de la ficción a esa cruda realidad visceral es la estética: la belleza del discurso, la escritura, la armonía o el caos. Eso siempre me ha impresionado. Por eso soy corrector de estilo, además de crítico literario. En cuanto a la poesía, siempre he afirmado que la “cicatriz interior”, “la herida profunda” y “la subjetividad” son primordiales. Es decir, la poesía es el género egoísta por excelencia, porque en ella prima completamente lo que sabe, siente, sufre, ama, odia, teme y cree el poeta, camuflado en la voz del hablante lírico. La poesía es el género más individualista, porque siempre representa lo que es el poeta: su sabiduría o su sentimiento. Amo la poesía metafísica, pero también la amorosa, la lúdica, la contestataria y cualquier otro rostro que adopte. Como decía Mario Vargas Llosa, los temas te eligen; es mentira que nosotros los elijamos.

  1. Sobre la literatura peruana

  1. ¿Cómo es el circuito literario peruano?

Con los años, he comprobado que la literatura peruana, al igual que la argentina, la mexicana, la chilena y la colombiana, es una de las más fecundas e importantes de esta parte del mundo. El circuito literario peruano es efervescente, movido y complejo. Como todos los circuitos literarios del mundo, también es interesado, partidario y amiguero. Además, el ambiente académico y universitario es un círculo cerrado, y la crítica cultural de los diarios está en decadencia, ya que hoy pocos los leen y las notas culturales solo interesan a los escritores. En el Perú, como todos los escritores lo saben, el circuito literario solo funciona entre escritores. La aparición y el auge de las pequeñas ferias de libros, tanto en Lima como en provincias, han acercado a los escritores al público lector. Esto ha dado protagonismo a las editoriales independientes, un fenómeno que cobró fuerza a principios de este siglo. Sin embargo, son pocos los textos que han alcanzado el éxito tanto en la venta de libros como en la crítica periodística, cultural y académica. La mayoría de estos textos y escritores gozan de la aceptación de estas esferas y, en general, son avalados por los estratos sociales y económicos más poderosos. Por ejemplo, Mark Cox, un crítico estadounidense y peruanista, dijo que, en el Perú, en el campo intelectual de producción de textos literarios sobre la violencia política, existe una confrontación entre dos grupos diferentes que lo abordan: el de las clases altas contra el de las clases medias y bajas. De acuerdo con esto, cada quien hace su vida literaria en mi país.

  1. ¿Cuáles son los autores contemporáneos peruanos que no deberíamos dejar de leer?

Creo que existen buenos autores peruanos mayores de cuarenta años en mi país. Específicamente, menciono esta edad porque los escritores jóvenes que continúan escribiendo y publicando hasta esa etapa ya han decidido entregarse al abismo de la literatura. Aunque es cierto que algunos comienzan tarde, esos son casos excepcionales. Entre los mencionados destacan Richard Parra, Carlos Yushimito, Daniel Alarcón, Alexis Yparraguirre, Marco García Falcón, Juan José Cavero, Mario Montalbetti, Alejandro Susti, Iván Thays, Enrique Prochazka, Katya Adaui, Santiago Roncagliolo, Dalmacia Ruiz Rosas, Jeremías Gamboa, Renato Cisneros, Carmen Ollé, Diego Trelles Paz, Jaime Bayly, Gustavo Faverón, Giovanna Pollarolo, Fernando Ampuero, Rodolfo Ybarra, Cayo Vásquez, Alonso Cueto, Alfredo Bryce Echenique, Róger Rumrrill, y, sin duda alguna, Mario Vargas Llosa. Estos autores están vivos y debemos aprovechar al máximo sus obras. Considero que son los más prolíficos y consecuentes, aunque también hay otros autores con uno, dos o hasta cuatro libros, pero que presentan grandes vacíos. Lo más posible es que haya olvidado muchos, pero muchos nombres, nadie es perfecto. Existen muy buenos autores peruanos menores de cuarenta años, pero no los mencionaré aquí. Creo que, con estos nombres, los lectores interesados en buena literatura pueden disfrutar durante muchas horas.

  1. ¿Creas o lees literatura como mecanismo de crítica social? De ser así, ¿podrías compartir con nuestros lectores algún texto de ese tipo de tu autoría?

Siempre he creído que la literatura es una herramienta de crítica y protesta social y cultural. El simple acto de leer en estos tiempos es revolucionario, ya que la buena literatura nos permite vivir múltiples vidas, nos despierta el espíritu crítico, fomenta nuestra creatividad y nos sensibiliza. Considero que mi literatura de protesta social está mejor plasmada en mi narrativa. Por ejemplo, en Cuentos del Vraem y Los bajos mundos, se narra la violencia política de los años ochenta y noventa en mi país, así como la violencia delincuencial contemporánea, ambientada en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una zona afectada por el narcotráfico y la pobreza. Siguiendo la tradición del realismo y naturalismo literarios de los grandes escritores de todos los tiempos, he procurado ser un investigador y un esteta para narrar lo que debía ser contado en esos libros. Incluso en mi literatura fantástica y sobrenatural, hay una crítica solapada, sutil e implícita contra el sistema. Esto se refleja en obras como Cementerio prohibido y Sacrificios bajo la luna, mis libros de terror, donde los relatos evocan el sufrimiento y la desesperación provocados por situaciones económicas adversas como la pobreza, la indigencia o incluso la locura, pues como muchos críticos han señalado, la locura surge de las entrañas, es decir, del sufrimiento por el hambre o múltiples carencias. Creo que toda mi narrativa lleva consigo una crítica social implícita contra el sistema.

  1. Latinoamérica se caracteriza por su producción literaria relacionada con los sucesos políticos, históricos y sociales. ¿Existe en Perú un género literario de denuncia? De ser así, ¿qué recepción tiene en los lectores?

En el Perú, el movimiento literario por excelencia de crítica social, política e histórica, fue el indigenismo. Se desarrolló en la primera mitad del siglo veinte hasta unos años más. Sus grandes representantes fueron José María Arguedas, Ciro Alegría y Manuel Scorza. Ellos en sus libros denuncian la explotación de los indios, el racismo maltratador, las diferencias sociales, la usurpación de tierras, la injusticia social, la corrupción en los sistemas judiciales y políticos, entre otros. Fueron los maestros de Mario Vargas Llosa. Él también en sus novelas más destacadas hizo literatura de denuncia social, política e histórica. En la literatura peruana más reciente, aquellos temas se tocaron en las novelas, cuentos y poemas de la violencia política de los ochenta y noventa de nuestro país asolado por el terrorismo de Sendero Luminoso, pero, creo yo, hasta ahora no existe una novela que alcance casi la perfección en esa temática. Existió un Grupo Narración en el Perú, que nació a mediados de los sesenta, que también reunió a grandes autores que emplearon la literatura para denunciar y protestar contra las injusticias de nuestra realidad nacional. De ese grupo resaltan los escritores Miguel Gutiérrez, Oswaldo Reynoso, Antonio Gálvez Ronceros, Gregorio Martínez, entre otros. Fueron un grupo comprometido que hizo buena literatura. Recomiendo también de ellos su literatura, aunque la mayoría ya hayan fallecido. Pero todo ello no serviría si no tendrían lectores, y estos autores que mencioné han pasado o están pasando al canon literario porque han sido aceptados por todo el circuito literario peruano: críticos literarios, académicos, escritores y lectores. Es decir, sus libros siempre se venden y siempre son solicitados por todo tipo de lectores. En poesía, los grupos poéticos más destacados de las últimas décadas del siglo pasado que hizo poesía de protesta social, fueron Kloaka, Hora Zero y el Grupo Neón, que tuvo grandes representantes, como Enrique Verástegui, Domingo de Ramos o Miguel Ildefonso. Y también tuvieron y tienen lectores y seguidores hasta hoy en día.

  1. En América Latina existe un circuito editorial corporativo y otro independiente y autogestivo. ¿En tu país son habituales las publicaciones por fuera de los grandes sellos editoriales? En su caso, ¿cómo funciona la edición de autogestión? ¿Cuál es la manera de publicación más conveniente para los autores menos comerciales? ¿Cuál es el lugar de los escritores sociales en los grandes sellos editoriales?

Creo que los grandes sellos editoriales de mi país son los que ingresan con mayor fuerza en el mercado lector debido a todo el equipo propagandístico que poseen. Incluso tienen presencia en la televisión, lo cual les da una tribuna amplia. Dado que la mayoría de la gente sigue estos espacios, son los más aceptados, comprados y leídos. Claro que sus altos costos alejan a los lectores menos pudientes, pero en general, cuando se venden como saldos, son muy solicitados por los públicos más exigentes. El trabajo de las grandes editoriales es encomiable, no tengo queja alguna con ellos, salvo por los elevados precios de sus libros, que son de excelente calidad. Aunque, siendo honesto, también debo señalar que he encontrado algunos libros de esas editoriales con deficiencias severas. Por otro lado, la autogestión y el papel de las editoriales independientes también son muy importantes en nuestro medio literario. Gracias al pequeño, pero ya existente apoyo del Ministerio de Cultura, las editoriales independientes se han formalizado y están ofreciendo un trabajo de mayor calidad y solidez. Un autor que desea ser publicado por sus propios medios puede contratar una editorial que le ofrece servicios como corrección de estilo, diagramación, hoja de créditos, impresión y publicidad, entre otros, con un cierto aval que garantiza una editorial independiente formalizada. Esta opción es elegida por la mayoría de los autores menos comerciales y por eso es la más abundante, la que prolifera en Perú. Si tienen suerte y talento, tal vez sean llamados después para ser publicados por editoriales grandes, una vez que su obra sea aceptada y reconocida con premios literarios, buenas críticas y comentarios favorables. En cuanto a la presencia de la literatura de protesta social en las grandes editoriales, considero que la temática que ha captado el mayor interés de estos editores es la violencia política de los ochenta y noventa en nuestro país, así como sus consecuencias nefastas, como la posviolencia o la dictadura fujimorista. Sin embargo, solo unos pocos autores reconocidos han trascendido con libros sobre esta temática. Creo que debería darse apertura a otros nombres y otros títulos con dicha finalidad.

  1. Acerca de la obra del autor

  1. ¿Cómo está compuesta tu obra?

Mi obra está compuesta por tres libros de relatos (Cuentos del Vraem, Cementerio prohibido y Sacrificios bajo la luna), dos poemarios (El cautivo de blanco y Los placeres del silencio), y una novela (Los bajos mundos). Por esos libros he recibido buenas críticas por parte de escritores y especialistas en literatura. También he sido galardonado en varios certámenes literarios. Además, una gran cantidad de mis textos han sido publicados en revistas y páginas web de Argentina, México, España, Colombia, Bolivia, Venezuela, entre otros países. Además, tengo dos novelas inéditas, tres poemarios inéditos y tres libros de cuentos inéditos en mis carpetas. Siempre estoy inmerso en un constante proceso de lectura y escritura.

  1. ¿Cuáles son los temas tratados más recurrentes?

Como mencioné previamente, he abordado principalmente el realismo y el naturalismo, junto con lo fantástico y lo terrorífico en mi narrativa. En cuanto a la poesía, la percibo como más subjetiva, íntima y personal. Me interesa explorar cómo se escribe, se relata y se narra una historia. Una vez que se encuentra la forma y el estilo básico del texto, es posible avanzar cómodamente en su escritura completa. Como siempre he afirmado, los cuentos y los poemas suelen ser mejor escritos de una sentada o en pocos días (aunque reconozco que hay buenos cuentos que han tardado meses en desarrollarse), mientras que para la novela prefiero tener un esquema básico de la historia general y escribir diariamente hasta finalizarla. Mi primera novela la escribí durante mis años universitarios, la segunda en dos años y la tercera en poco menos de dos semanas. En cada caso, me basé en investigaciones y conocimientos previos sobre el tema desarrollado. Por eso es fundamental mantenerse siempre en constante lectura, especialmente de libros que aborden los temas que se están desarrollando. En ese sentido, me identifico más con Dostoyevski que con Tolstói, ya que desarrollo mis temas desde una experiencia personal y subjetiva, aunque eso no me impide leer de manera intensiva. Si fuera tolstoyano, tendría que sumergirme por completo en los temas sobre los que estoy escribiendo, como señala Mario Vargas Llosa, algo característico de un escritor y lector profesional. Prefiero mantener cierta libertad en este aspecto. Sin embargo, como señalan los escritores más sensatos, los temas nos eligen a nosotros. Uno no elige los temas; uno escribe según su situación, sus problemas, sus deseos, emociones, conocimientos y dudas. Nadie puede liberarse de sí mismo.

  1. ¿Cuál es el estilo de tu escritura?

Recuerdo claramente cuando a los dieciséis años quedé deslumbrado por el esteticismo de Thomas Mann en La muerte en Venecia. Desde entonces, decidí ser muy pulcro en mi narración, es decir, cuidar un refinado esteticismo en la prosa. Además, mis maestros literarios fueron Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Ramón Ribeyro. Aunque quizás no alcanzan el nivel de los clásicos del inicio del siglo XX o anteriores, definitivamente ejercieron una gran influencia en mí. Mi estilo al principio era muy poético, quizás más de lo que deseaba, pero al empezar a trabajar como redactor periodístico, se volvió más conciso y ágil. Con el tiempo, he aprendido a manejar los registros narrativos y poéticos, utilizando cada uno según la situación y el contexto que enfrentan mis personajes o las voces que les doy en lo que estoy escribiendo. Cada día me maravillo más con la magia del lenguaje. Por eso, siempre he dicho que soy un escritor muy cuidadoso con lo que escribe. Aunque eso se contrapone con ser muy prolífico, ya que cuando uno escribe demasiado, tiene poco tiempo para releer y corregir lo ya redactado. He ahí un arma blanca de doble filo. Sin embargo, cuando ya encuentra su estilo o le agarra destreza a la escritura, ya todo fluye como un río hermoso. Y ya hay casi poco que mejorar.

  1. ¿Dónde se puede adquirir tu obra? ¿Cuáles son las vías para contactarnos contigo?

Mis libros en Perú lo puedes encontrar en ciertas librerías de Lima y, en general, en casi todas las ferias del Perú en el stand de Editorial Apogeo. Si radicas fuera del Perú, lo puedes adquirir a través de Amazon en e-book o impresión bajo demanda. Y si deseas que yo te lo envíe a tu zona de residencia, con la firma y la dedicatoria correspondiente, me puedes contactar a través de mi página de autor de Facebook, Instagram o TikTok. Yo hago envíos a nivel nacional e internacional, claro que el comprador cubre los gastos de envío.

  1. ¿Podrías compartir con nuestros lectores algunos textos tuyos?

De hecho, sí. Por ejemplo, este microrrelato titulado “La estela de los astros”, que dice así: “Al anochecer, luego de bregar todo el día, al intentar refugiarme en un lecho de amapolas, me asalta su imagen sonriendo de forma inocente y pura. Puedo apreciar aquel espectáculo ya etéreo y, herido, me pregunto: ¿Cómo pude perderla? ¿Por qué la dejé ir? Y las noches blancas crecen hasta muy entrada la madrugada. Despierto cansado, con la certeza de haberla soñado. Aquella rutina masoquista se repite día a día, noche a noche, y temo ahogarme en su omnipotencia. Cierta medianoche, con su figura clavada en mi cabeza, veo que de los bajos de la puerta se filtra un resplandor áureo, rutilante, refulgente y, cuando me asomo a ella, veo que me disuelvo entre su brillo, me diluyo entre su magia, me pierdo entre su hechicería de fábula divina. La miro a ella en cuerpo de ángel que se me acerca y me dice: «Así como el amor llega, se va: Mañana tendré otro nombre». Al entenderlo, la oscuridad puebla todo alrededor y, también, mi conciencia enfebrecida. Al agachar la mirada, observo que soy transparente; al intentar moverme, comprendo que solo soy una mirada y, más tarde, descubro que soy la nada primordial”. Si desean más textos, me avisan para entregarlos.

  1. ¿Cuáles son los próximos proyectos que tienes entre manos?

Continuar publicando mis obras inéditas y seguir cosechando premios son mis metas. Respecto a los premios, participar en ellos me produce mucha adrenalina. Me recuerdan los mejores momentos de la literatura en nuestro planeta. Son un gran estímulo para los escritores y artistas, aunque a veces puedan parecer injustos o sin justificación. Sin embargo, creo que no hay nada que perder si se aceptan participaciones digitales o por correo. Además, y finalmente, seguiré escribiendo y leyendo con el ímpetu que tengo ahora. Eso es lo más importante. No puedo dejar de leer y escribir. Sin eso, estaríamos perdidos.

  1. Para finalizar, ¿a qué autor/a de países de habla hispana te gustaría convocar para este segmento?

Me gustaría que entrevisten a César Aira, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin, Gustavo Vignera, J. R. Spinoza, Adán Echevarría García, Carlos Enrique Saldívar, Oswaldo Castro, Stuart Flores, Ugo Velazco Flores, Cristhian Briceño Ángeles y otros escritores peruanos y extranjeros en español que merecen más tribuna y espacio para difundir sus ideas creativas y sus obras literarias. Estoy muy agradecido con ustedes. Un abrazo fuerte.