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Hermanos elfos, un poemario fascinante de Carlos Alberto Casas

elfos

Por Héctor Ñaupari

El jurista y liberal limeño Héctor Ñaupari reflexiona sobre el universo fantástico y onírico del último libro del docente ayacuchano sanmarquino.

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Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.

El género fantástico se presenta como explícitamente imposible en nuestro mundo; partiendo de que la base que describe no es real, ni las acciones narradas serían posibles en éste. Lo sobrenatural es mostrado como natural, en un espacio muy diferente del lugar en el que vive el lector. El mundo maravilloso es un lugar totalmente inventado, en el que todo es posible. Ahora bien, se le divide en alta fantasía (high fantasy) o baja fantasía (low fantasy), donde la primera es aquélla en la cual el autor le propone al lector la existencia de un mundo inventado, completamente diferente al nuestro, en cuya definición el autor debe conformar todas y cada una de las reglas de este nuevo escenario, en tanto que la segunda es aquélla que sucede dentro de nuestro mundo real, y puede llegar a tener conflicto con él o no. Sin embargo, siempre sabemos en cuál de los dos mundos está tanto el personaje como el propio lector.

Como escribiera J.R.R. Tolkien, en su ensayo Sobre los cuentos de hadas, “Los cuentos de hadas y la fantasía, no han de estar particularmente asociados con los niños. La fantasía creativa, por cuanto trata de forma fundamental de hacer algo más – de recrear algo nuevo-, es capaz de abrir nuestras arcas y dejar volar como a pájaros enjaulados los objetos allí encerrados. Las gemas todas se tornarán en flores o llamas, y será un aviso de que todo lo que poseían (o conocían) era peligroso y fuerte, y que no estará en realidad verdaderamente encadenado, sino libre e indómito; sólo de ustedes en cuanto que eran ustedes mismos”.

Según Roger Caillois, lo fantástico supone una ruptura del orden reconocido, pues la presencia de un fenómeno sobrenatural se opone radicalmente a la realidad preestablecida. En Imágenes, imágenes, Caillois señala que lo fantástico consiste en una “irrupción de lo inadmisible en la legalidad cotidiana del mundo real”, cuya finalidad consiste en evidenciar las complejidades y alteraciones en la percepción de lo real.

Finalmente, en un texto sumamente relevante para esta presentación, titulado Cuando lo fantástico se infiltra en la poesía: hipótesis sobre una relación improbable, Susana Reisz no sólo se refiere a la posibilidad de lo fantástico al interior de la poesía, generando un contrapunto con los planteamientos expresados por Tzvetan Todorov en Introducción a la literatura fantástica, quien dedicó un capítulo de su célebre libro para tratar de demostrar que la poesía y la alegoría son incompatibles con el género fantástico. Su principal objeción en relación con la primera es que, en su opinión, la poesía no describe ni refiere ni representa nada: ‘el carácter representativo rige una parte de la literatura, que resulta cómodo designar con el término ficción, en tanto que la poesía no posee esta aptitud para evocar y representar’.

Reisz precisa que las limitaciones presentadas por Todorov respecto de la poesía solamente evidencian una cierta debilidad del teórico búlgaro para reconocer las propiedades de la ficción al interior de las formas poéticas, y enfatiza la diferencia de lo típicamente lírico respecto de la existencia de lo que ella denomina “poema ficcional con efecto fantástico” e incluso, destaca la relevancia de la función del lector para la determinación de los imposibles fantásticos de la poesía. Sobre esto último, Reisz argumenta que, cuando un poema se vuelve incomprensible al lector, éste se esfuerza por tratar un diálogo imaginario que igualmente provoca un cuestionamiento de sus certidumbres racionalistas y produce un sentimiento de inquietud que excede a sus causas, por cuanto “el poema se fantastiza”, desatando un nuevo acontecimiento de lectura en confrontación de lo imposible ante lo posible.

Ante tal supuesto, los lectores, a quienes nos cabe el título de cocreadores de poesía seguiremos insistiendo en tratar de ir más allá de las palabras-solo-palabras y en esforzarnos por trabar un diálogo imaginario en aquellos puntos de la cadena significante en los que las palabras del poema pueden nombrar lo que el poeta no sabe o encubrir lo que el poeta no quiere saber. Por nuestra parte, creemos que a partir de los estudios de Reisz, la lectura de lo fantástico ya no sólo debe ser realizada desde la propia teoría de lo fantástico sino sobre todo a partir de la relación que ocurre entre el extrañamiento de lo cotidiano en tanto propiamente fantástico y el extrañamiento del lenguaje como lo propio del discurso de la poesía en tanto intensificación de la lengua que decanta hacia el silencio o bien, ya desde otra perspectiva, como aquello que comprendemos como la irreductible relación literaria entre lo legible y lo ilegible.

Ahora Carlos Casas nos trae Hermanos elfos. La poesía de Casas es un universo fascinante. Revela, de modo más profundo y detallado, el universo de los elfos, lo mismo que el complejo mundo interior del autor. Muchas de las piezas que integran este libro parecen provenir de sueños, sus poemas se encuentran plenos de un onirismo vívido. Tras su recorrido, el lector tendrá una perspectiva mucho más plena y cercana de los elfos, como guardianes fantásticos y hermanos de la humanidad.

Casas da la razón al poeta chileno Oscar Hahn cuando, en su Discurso de Incorporación como miembro de número en la Academia Chilena de la Lengua, en 2011 y titulado La dimensión fantástica de mi poesía, se pregunta por la posibilidad de una dimensión fantástica en la poesía contemporánea. Cuestiona a Todorov, quien sostenía que los acontecimientos insólitos o sobrenaturales son entendidos por el lector como simples metáforas o visiones poéticas y no como hechos objetivos, que ocurren literalmente. Y por la supuesta incapacidad de la poesía para representar mundos y crear así una ilusión novelesca. Cierto, el discurso poético es a menudo figurado, pero el despliegue de figuras retóricas no es una condición sine qua non de la poesía. Por otra parte, la poesía también puede representar y fundar mundos, por muy subjetivos y alienados que parezcan.

Así, nos señala Casas, en su poema “Negra Lamia”: “Estuviste amarrada a una mentira de nereida/ entre la manzana tus ojos persistían/ entre tu cuello y mi boca saltaba un suplicio de primer niño/ la cara es la herida que Prometeo sí toca/ eres la forma cabría y un deseo de extirpar otros humores”. Oscar Hahn también nos refiere que es propio del poema el desarrollo de historias espectrales para la representación de lo siniestro, lo tenebroso, lo intransitivo y lo inmaterial.  Del mismo modo hay poemas en Hermanos elfos en relación a la experiencia erótica y la transformación del sujeto donde la relación con lo fantástico es una sombre que lo envuelve.

Así Casas escribe, en su poema “Condesa tulipán”: “sobre cada alimaña sembraremos dulzor y rabia/ uniremos nuestras manos para escudriñar la bebida mora/ de toda el agua inacabable haremos un dulzor de uva / entre fulgor y el agua fría crece la unión adamantina/ tú y yo, condesa Tulipán”. Cuando nos dice, en su poema “Diana Ondina”: “Diana ondina es mi doble corazón de lirio/ es arrullo de fresa que endulza a unos ojos zurcidos/ es beso de ángel que desliza otro sueño fecundo/ es furia de leche que abrasa a las mejillas incoloras/ es loto de ausencias que forma la gran ciudad mariposa”.

Es decir, en Hermanos elfos puede vislumbrarse la presencia de un nuevo sujeto poético que, transido de un violento romanticismo o un suave erotismo envuelve a la amada en el género fantástico, tratando de ocultarla, aunque eso lo vuelva un sujeto nihilista y postmoderno, ajeno de romanticismo; vaciado de sí. Evidenciando, por consiguiente, un estado de conciencia literaria muy superior respecto de la naturaleza de lo fantástico.

Es un espacio sutil, donde ya no sólo se trata de una confrontación entre lo real y lo imposible mediante el cuestionamiento de la representación o la presencia de lo inexplicable que se manifiesta en su vacilación, sino que la colisión entre estos dos límites (lo real y lo imposible) se resuelve en la interacción literaria al interior de un nuevo universo desconocido; una trasgresión activa que posibilita el entendimiento de lo fantástico al interior de lo poético y que contribuye a la renovación de la poesía, a la manera, finalmente propia, de un fantástico postmoderno.

Es en esas palabras donde todo el peso de la obra recae con más fuerza: la realidad humana es trágica, y se dirige siempre hacia un desenlace desesperado y gris en el que todo luce marchito; pero es el mismo viaje para llegar a ese final, el que hace que la vida y el tránsito de cada uno de nosotros y, por lo tanto, de la humanidad, valga la pena y se gane el ser vivido y el ser recordado.

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Héctor Ñaupari (Lima, 1972). Poeta, ensayista, prologuista y comentarista de libros, conferencista internacional y abogado, con estudios superiores y de maestría en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y de doctorado en la Universidad de Salamanca (España). Fundó y formó parte del Círculo de Estudios Ludwig von Mises de San Marcos. Dirigió la revista Sociedad Abierta y formó parte del comité editorial de la Revista Ácrata. Fue fundador, presidente y directivo de la Red Liberal de América Latina (RELIAL), que integran actualmente 37 organizaciones liberales de toda la región. Es presidente del Instituto de Estudios de la Acción Humana del Perú. Es autor de los libros de ensayos Páginas libertarias, Libertad para todos, Sentido liberal, Liberalismo es libertad, Por esta libertad y La libertad en el corazón y otros ensayos. Ha compilado los libros de ensayos Políticas liberales exitosas 2, La nueva senda de la libertad, y Borges, Paz, Vargas Llosa: literatura y libertad en Latinoamérica. Es autor de los libros de poesía En los sótanos del crepúsculo, Rosa de los vientos, Malévola tu ausencia y La boca de la sombra, libro este último que reúne toda su poesía. Poemas suyos han sido seleccionados en breves antologías individuales publicadas en el Perú y el extranjero tituladas Incendio que me envuelve, Toda rama es aire, Salammbo y Otra piel. Es coautor de las antologías literarias peruanas Poemas sin límites de velocidad, antología poética 1990–2002 y La hoguera desencadenada, antología poética del Movimiento Cultural Neón 1990– 2015. En los años 2001 y 2021 obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Charles S. Stillman de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, siendo el único latinoamericano en obtener dos veces el citado galardón. En 2008 y 2010 obtuvo la Mención Honrosa del Tercer y Quinto Concurso de Ensayos Caminos de la Libertad, organizado por la Fundación Azteca de México.