El término «chamán» fue tomado de fuentes rusas en el siglo XVII, la palabra misma proviene de la lengua de los Evenks (Tungus), un pueblo siberiano oriental. Un siglo después se acuñó el término derivado «chamanismo». Entre los Evenks, el «chamán» (hombre o mujer) ocupa una posición central en las prácticas rituales y religiosas. Él o ella es el mediador entre el mundo humano y el mundo de los espíritus, entre los vivos y los muertos, y entre los animales y la sociedad humana. Dotado de clarividencia y asistido por espíritus ayudantes, un chamán llena muchos roles sociales y religiosos incluyendo los de adivino, terapeuta e intérprete de sueños. También juega un papel ofensivo y defensivo en la protección de su grupo contra las acciones agresivas de otros chamanes o espíritus disgustados. Durante las sesiones públicas, él o ella es capaz de cruzar fronteras profanas (ver sagradas y profanas) del tiempo y el espacio, y de la realidad superficial, y tiene el poder de viajar al más allá y entrar en contacto con los espíritus. En las transiciones mayores en el ciclo de vida y en el ciclo de actividad estacional, como en tiempos de crisis, desorden, guerra, hambruna o enfermedad, el chamán da servicios al grupo (libremente), y a individuos (con alguna expectativa de retorno).
Individuos con atributos análogos, roles y funciones fueron descritos en muchos otros grupos por viajeros, exploradores y misioneros, especialmente en las Américas. Estos individuos fueron designados en las cuentas de los últimos por varios nombres: curandero en español,»mago»,»curandero» en inglés, jongleur, sorcier o magicien en francés, giocolare en italiano y galope en alemán (Eliade 1964[1951], Flaherty 1992). Sin embargo, desde principios del siglo XIX, el «chamán» y el «chamanismo» fueron sustituyendo gradualmente a los demás y se convirtieron en términos genéricos aplicables en otras regiones del mundo como el Pacífico, África, Asia meridional, oriental y sudoriental y Australia, además de América y Siberia, sin que desaparecieran por completo los términos anteriores.
Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.
Romanticismo y evolucionismo
Durante los siguientes dos siglos el interés por el chamanismo aumentó en una medida asombrosa, aunque variaba con cambios en las ideas y costumbres. Con sus raíces en la Ilustración, este interés se manifestó primero entre los primeros intelectuales y artistas románticos, luego en ciertas corrientes de la medicina. El chamanismo era visto como la expresión del irracionalismo, la fuente del arte, el esoterismo, la religión y la medicina. Se oponía así a la racionalidad científica que dominaba la Ilustración. Diderot, Herder y Goethe estaban fascinados por el chamanismo siberiano (Flaherty 1992). Podríamos hablar de una’ satanización’ del chamanismo durante este período, aunque con una cualificación: para los autores mencionados anteriormente, esto formaba parte de una reevaluación de la importancia del’ diablo’ y de las fuerzas ocultas; para los cristianos, esto era parte de una reevaluación de la importancia del’ diablo’ y de las fuerzas ocultas.