Saltar al contenido

¿Eres Nuevo?… Paga tu Derecho de Piso

derecho de piso en el magisterio

Por Aldo Livia Reyes

¿Es tolerable el derecho de piso en nuestros días?, ¿qué sucede con los trabajadores contratados que ya están en la base 4 y suelen rotar de empresas, colegios, hospitales, comisarías, etc? De verdad, ¿hay que enseñarles algo?,¿es una práctica necesaria o perversa?

¿Eres Nuevo?... Paga tu Derecho de Piso - antropologia-de-la-educacion - instagram logo png transparent background 1024x1024 1 300x300

Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.

Algunas personas en la actualidad, lo consideran positivo. Se suele ver como parte de la formación de un profesional el empezar. Muchas veces realizando labores simples y altamente monótonas o por el contrario, el trabajo que nadie está dispuesto a hacer. Desde muy joven he visto el trato al personal “nuevo” e inclusive he sido víctima de este tipo de prácticas (claro,hasta que me plante como mula terca y se aburran de mí) Se supone que la persona “nueva” en un trabajo, deberá hacer todo aquello que le dicen sin discutir, sin tratar de hacer aportes personales, tener mucha paciencia, no perder los estribos y pensar en la pertenencia, o en buen cristiano, esperar que pasen dos años, asegurar el trabajo¿Eres Nuevo?... Paga tu Derecho de Piso - antropologia-de-la-educacion - derecho de piso 2 1 300x225

y que luego haya alguien más a quien echarle el muerto de las cosas que los demás no están dispuestas a hacer o no permitir que el “nuevo” acceda a ciertas actividades porque aún no tiene la venia del clan (les juro que no halle otra palabra más decente).

Ahora, en los trabajos de Estado, para ser más preciso, el ser profesor contratado es una práctica que, a mi parecer, es un tremendo desperdicio de talento. Dentro de la realidad de un maestro contratado su viaje de escuela en escuela cada año o dos es muchas veces, no electiva; por el contrario, es como jugar a la Tinka el día de las adjudicaciones. Recuerdo que ese día, si no tenías el privilegio de ser de convenio, tenías que encomendarte a todos los santos y rezar todo lo que recordabas desde tu primera comunión porque esos días todos se iban a jugar bingo. Y lo digo literalmente: Las adjudicaciones son bingos laborales. Nunca te toca la escuela que querías y siempre él que está antes pide justo ese premio consuelo que te permitiría trabajar en paz.

Seguro me dirán ¿pero, cuál es el problema? Tienen trabajo: ESO ES LO IMPORTANTE. Sin embargo, hay una crítica que hacer al magisterio: ¿Existe una verdadera equidad cuando estos colegas llegan a nuestro centro educativo? Pienso que no es así. Con esto, no satanizo a los colegas permanentes o nombrados; sino, que denuncio una mala práctica que es cobijada por el silencio y la inacción. Debe ser horrible regresar al mismo lugar donde te han maltratado por un año y tener que hacerlo porque no te dieron otra opción en la adjudicación, porque de ese sueldo tienes que comer, pagar la maestría o pagar un préstamo que sigue avanzando y no perdona desde que techaste tu casita. No sé si se puede hablar de bullying laboral, pero siento no alejarme mucho en su definición de lo que estoy relatando.

Antes de seguir me inquietaba ¿de dónde salió esta frase? buscando en internet me encontré esta curiosa nota (créditos al final):

“Es sabido que Sullana fue fundada (…) en tierras de la hacienda de los hermanos Del Castillo, a quienes los moradores se comprometían a pagar una gallina por vivienda para retribuir la cesión del terreno, como una renta anual”.

Ya en el siglo XIX, la práctica varió un poco. Los peones construían sus viviendas dentro de los fundos. Desde luego, ese espacio que el hacendado ‘cedía’ no era gratis. Había un pago que hacer: “[…] en dinero o trabajo o especies la merced conductiva del suelo en que han fabricado su casa y corralón para sus ganados”, cita Arrizabalaga una alocución de Hildebrando Castro Pozo en el Congreso de la República, en 1934. Está hablando del llamado ‘derecho de piso’.
Para la lingüista Martha Hildebrandt, la famosa frase se usa en varios países de América hispana y unida al verbo pagar. Así, “refiere al hecho social establecido de tener que soportar algunos abusos o injusticias al empezar a cumplir un trabajo dependiente”
Con esto, se puede explicar, viéndolo desde una mirada histórico-social que esta frase esconde opresión y privilegios ilegítimos entre personal de la misma jerarquía. Es por eso que podemos ver en la actualidad, congresistas y políticos que apoyan esta idea como la famosa ley del esclavo pulpín. Donde pagar derecho de piso y no pagarte nada debe ser algo que hay que agradecer y no reclamar. (sino, ya sabes, eres terruco).

Anular la creatividad del “nuevo”, colocarle el bozal de la nulidad de opinión y ser cómplices es heredar hábitos malsanos que no traen más que una cadena de resentidos que harán lo mismo con nuestros hijos o parientes jóvenes que ingresan a un trabajo. Me ha partido el alma escuchar a colegas que aguantan lágrimas por los maltratos y que encuentran en esta mala herencia el silencio al no saber que existirá una preferencia por el agresor o ser acusado de revoltoso(a) por salirte de la tradición. Es vergonzoso escuchar frases como: “¡cuidate de él!”, “no te metas con ese”, “no le vayas a decir que no, tú acepta nomás”. “solo es el primer año”, “ a quién le va a creer” “así es pues, ¿qué? ¿querías ser directora?”

El derecho de piso como un término popularmente común, debería ser únicamente considerado como una práctica, que nos permite crecer y tomar confianza en nosotros mismos como personas y profesionales; y que nos permita demostrar en un corto tiempo lo valioso que somos. Solo para terminar los “millennials”, que son los nacidos entre 1980 y 1994, suelen tener mucho cuidado al escoger sus trabajos, y ante el más mínimo fastidio, no tendrán problemas en renunciar. En un estudio de KRC Research del 2014, se encuestó a más de 1,000 reclutadores de empresas en EE.UU. Y el 70% manifestó que su empresa tiene problemas para manejar a su generación más joven de profesionales.

Entre los motivos, identificaron una falta de cultura del trabajo y que no están dispuestos a pagar el derecho de piso, como sí lo hacían generaciones previas. Hay que tener en cuenta que los millennials tienen una manera diferente de pensar, lo que explica por qué rechazan la educación tradicional, prefieren aprender de forma práctica asuntos cada vez más concretos, cuestionan más las cosas que los jóvenes de antes, sin dar nada por sentado, y los motiva mucho el poder dar rienda suelta a su creatividad. ¿Son una tira de malcriados entonces? ¿Lo dejo a su criterio y consideren que esa será la futura sociedad? Disculpen la extensión de esta nota, pero es una espina que tenía en la garganta y siento que existe en la de muchos hasta ahora. Evitemos esta mala práctica y tratemos como nos gustaría ser tratados.

 

Referencias

1. ¿Qué significa pagar derecho de piso? Del peón al pulpín, o cómo las relaciones laborales en el Perú recrean el mundo de la hacienda. Manuel Ángelo Prado
https://redaccion. lamula.pe

2.La famosa “ley” del derecho de piso
https://gestion. pe/tendencias/


¿Eres Nuevo?... Paga tu Derecho de Piso - antropologia-de-la-educacion - 6836cb9602a05e4b5703f93cbb2934bb?s=96&d=mm&r=g

Anthropology and Practice (Marco)

https://www.instagram.com/kasiopeo/