Historia
El estudio de la cultura material siempre ha sido un componente de la superficie interdisciplinaria de la antropología. Así pues, tal vez no sea sorprendente que, a medida que el siglo XX se transformó en el XXI y que las humanidades y las ciencias sociales se volvieron más interdisciplinarias y menos preocupadas por la vigilancia de sus propias identidades, la cultura material comenzó a desplazarse de la periferia hacia el centro del discurso antropológico. La cultura material había sido parte integrante de la antropología del siglo XIX. A medida que en la época de la Ilustración surgió una antropología de disciplinas distintas, y las colecciones etnográficas y la información traída de los viajes de descubrimiento hicieron de los museos un sitio principal para el discurso antropológico. Las definiciones de la cultura agrupaban los objetos materiales junto con las costumbres en un saco de rasgos culturales. El método del rasgo cultural en la antropología fue un reflejo tanto de las limitaciones metodológicas de la disciplina como de los paradigmas teóricos dominantes de la época. Los datos se obtuvieron a través de cuestionarios y no mediante un intenso trabajo de campo, y los marcos comparativos proporcionados por la teoría evolutiva y difu-sionista se adecuaron a los rankings secuenciales y a las distribuciones superpuestas producidas por las tipologías formales de los rasgos culturales. En retrospectiva, parece haber una inconmensurabilidad entre los rasgos sociales y culturales y los artefactos materiales registrados en los inventarios: hay desconexión entre el matrimonio, las creencias espirituales y las trampas de peces.
La revolución del trabajo de campo en el turno del siglo XX se centró en el estudio de la cultura y la sociedad en su contexto. Se ha pasado de un enfoque centrado en los rasgos culturales al comportamiento y la organización social. En los Estados Unidos, las definiciones antropológicas de la cultura cambiaron de rasgos a ideas y cuerpos de conocimiento. El estudio de la cultura material debería haberse beneficiado igualmente de la revolución del trabajo de campo para producir análisis de los objetos en el contexto más ricamente documentados. En cambio, se abrió una brecha entre la antropología museística, que estudiaba la cultura material, y la antropología social y cultural. Tal vez el estudio de la cultura material estaba demasiado estrechamente asociado con los paradigmas evolutivos y difusionistas ahora rechazados. Ciertamente por un tiempo, bajo el paradigma funcionalista, la antropología británica cambió su enfoque central en las relaciones sociales y se preocupó menos por la historia y el mundo material (para una visión general de la historia de los estudios de la cultura material ver Stocking 1985 y Tilley et al. 2006).
Autor: Marco (Anthropology and Practice). Aprende más sobre mi y estate al tanto de mis publicaciones en Instagram.
Tal vez el problema con la cultura material era que combinaba dos términos -el material y el conceptual- que podían ser vistos como opuestos, y al mismo tiempo omitidos para incluir lo social. De hecho, una posible lectura de la historia del estudio de la cultura material en tiempos recientes es como un proceso de re-inclusión de lo conceptual y lo social. Y t
